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Director General,
Señora Presidenta,
Gobiernos, empleadores y organizaciones de trabajadores,
y demás participantes de esta 105ª Conferencia Internacional del Trabajo,
Les hablo en nombre de la Internacional de Servicios Públicos, una organización tan veterana como la OIT, que representa a 20 millones de trabajadores y trabajadoras de los servicios públicos de todo el mundo.
La ISP acoge con satisfacción el orden del día de la 105ª Conferencia Internacional del Trabajo, así como el Informe del Director General, que aborda los problemas más acuciantes que tenemos por delante.
Millones de refugiados están huyendo de conflictos, persecuciones, catástrofes naturales y del hambre. La Unión Europea ha sido incapaz de recibir y acoger decentemente a un millón de refugiados y ha externalizado a terceros países (no siempre democráticos) su responsabilidad legal y moral de garantizar la protección y el respeto a los derechos humanos fundamentales de estas personas, la mayoría mujeres y niños. Paralelamente, los países en desarrollo están acogiendo al 86 % de los 19 millones de refugiados estimados a finales de 2014.
Si bien la cooperación con los países de Oriente Medio y Norte de África es fundamental, nos preocupa la derogación de los derechos humanos fundamentales que conlleva. Turquía, Egipto, Argelia, son sólo algunos de los países donde la situación de emergencia está siendo también utilizada para hostigar, reprimir, intimidar, encarcelar e incluso asesinar a oponentes políticos y activistas de la sociedad civil y sindicales. Esto es inaceptable y tendrá consecuencias impredecibles, que pueden añadir incertidumbre a nuestro futuro.
La respuesta radica en una estrategia basada en los derechos, que incluya el acceso al trabajo decente, la sanidad y la educación para todos y para todas, que permita construir un futuro próspero para la humanidad, al que la OIT puede contribuir efectivamente.
La propuesta de la OIT de revisar la Recomendación 71 es la forma adecuada de abordar el problema y de ampliar y actualizar su alcance. Las conclusiones provisionales ofrecen un enfoque holístico que puede adaptarse a todas las situaciones.
Una vez más, el obstáculo para alcanzar un acuerdo equitativo radica en la decisión de algunos Estados miembros y empleadores de no seguir estableciendo normas.
Los tres mandantes de la OIT siempre han demostrado un criterio constructivo, adoptando sus decisiones por consenso, nunca imponiéndolas unilateralmente. La OIT fue fundada para construir, no para destruir.
El establecimiento de normas resulta también clave para reducir la amenaza que plantean a la autoridad de los gobiernos y a la cohesión social, los tratados de comercio negociados en secreto. Tratados que pretenden beneficiar a una minoría en detrimento del 99 %.
La tecnología ofrece la posibilidad de mejorar la calidad de vida de millones de personas, pero un futuro que dependa sólo de la tecnología, no tiene futuro. Si bien los robots y las máquinas son más baratos que los trabajadores, y ciertamente no convocarán huelgas ni reclamarán mejores condiciones laborales, jamás podrán comprar teléfonos celulares, automóviles o la nueva colección de moda primavera-verano. Tampoco adquirirán alimentos, ni comerán en las cadenas de restaurantes de comida rápida. ¡Utilicemos la tecnología para aliviar las condiciones laborales de los seres humanos y permitamos que los trabajadores y trabajadoras tengan una vida mejor!
También aquí la OIT puede desempeñar un papel protagonista.
La ISP acoge con satisfacción la noticia del rechazo del borrador ISO 45001 por parte de las organizaciones miembros de la ISO. Ha llegado el momento de que la OIT cree una nueva norma internacional sobre salud ocupacional y sistemas de gestión de la seguridad con sus interlocutores tripartitos, que impida la muerte de miles de trabajadores y trabajadoras cada día.
El trabajo decente es el centro mismo de la Agenda 2030: sin salarios suficientes para vivir, para todos y para todas, será imposible poner fin a la pobreza. La OIT debe encabezar la defensa de todos los elementos del empleo decente y de un papel más destacado de los interlocutores sociales en la aplicación de los objetivos de desarrollo sostenible.
La privatización no es compatible con la Agenda 2030 y ha quedado demostrado el fracaso de las PPP. Queremos criterios incondicionales que garanticen que la intervención del sector privado se atiene al interés general, sobre todo cuando se utilizan recursos públicos para apoyar al sector privado.
Para garantizar el trabajo decente en las cadenas mundiales de suministro resulta imprescindible que se cumplan tres condiciones: la principal responsabilidad social de las compañías debería ser pagar lo que equitativamente les corresponde a las comunidades en las que generan sus beneficios. Unas cláusulas vinculantes, en lugar de la diligencia debida voluntaria, para garantizar la transparencia de los mecanismos de contratación pública; y una lucha integrada contra la corrupción, tanto en el ámbito público como en el privado, que supondría una protección eficaz de los informantes.
Las compañías solo crean valor añadido si están reguladas por instituciones democráticas sólidas. Colaboremos en pos de un desarrollo inclusivo sostenible.
Gracias por su atención.
Rosa Pavanelli
El texto del discurso está tambien disponible en inglés, francés y ruso