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La tragedia de Lampedusa subraya las demandas de la ISP en materia de migración

08 Octubre 2013
Refugees on a boad
En las reuniones del Diálogo de Alto Nivel de las Naciones Unidas que tuvieron lugar en Nueva York, los delegados de la Internacional de Servicios Públicos observaron el “día de luto” por los migrantes africanos que se ahogaron o que aún siguen desaparecidos después de que un barco volcara frente a las costas de la isla italiana de Lampedusa el 3 de octubre de 2013. En toda Italia se guardó un día de luto nacional el 4 de octubre.

Al menos 114 hombres, mujeres y niños han muerto y al menos 200 personas más se encuentran todavía desaparecidas tras el accidente. Nadie llevaba chalecos salvavidas. Los migrantes que llegan a la isla italiana de Lampedusa, que se encuentra a tan solo 11 kilómetros de Túnez, son procesados en centros, filtrados para recibir asilo y a menudo enviados de vuelta a casa.

Los representantes de la ISP están transmitiendo un fuerte mensaje sobre cómo los servicios públicos son un bien común, diseñados para trabajar en interés de las personas. La preocupación por la calidad de los servicios públicos refleja la autoestima de una sociedad y su compromiso con el cuidado de todos sus miembros, especialmente de los más vulnerables.
 
Cuando se recortan los servicios públicos, las familias trabajadoras sufren, se pierden empleos y la pobreza se extiende, obligando a las personas a emigrar. Cuando se niega el acceso a los servicios públicos, los trabajadores migrantes y sus familias, las mujeres, los niños y los trabajadores jóvenes se ven afectados de manera desproporcionada.

Las medidas de austeridad han conducido a la pérdida de empleos y a la reducción de los servicios públicos esenciales, que constituyen las redes de seguridad cruciales en tiempos de crisis. En toda Europa tenemos ahora un nuevo fenómeno de “trabajadores pobres del sector público”, caracterizado por una ola de emigración de trabajadores del sector público, entre los que se encuentran médicos, enfermeras y docentes, que se desplazan a los países del norte en busca de trabajo. Unos 120.000 profesionales se han marchado de Grecia desde el inicio de la crisis financiera del país en 2010.

Los estudios de la ISP han documentado cómo los servicios públicos a los que acceden los emigrantes, como la salud, el apoyo al aprendizaje del idioma, los servicios sociales (entre ellos los servicios médicos y de emergencia) y los programas de integración han sido los primeros en ser recortados con las medidas de austeridad, creando una situación desesperada para los migrantes y unas condiciones de trabajo nefastas para los trabajadores de la administración pública que les atienden.

Los trabajadores de la administración pública que se encuentran en la primera línea de las comunidades, nuestros primeros socorristas, están ahí para proporcionar apoyo a los migrantes en dificultades. El trágico accidente en la costa mediterránea de Lampedusa es tan solo uno de los muchos casos con los que nos enfrentamos.

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