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En el Día Internacional de la Mujer, 8 de marzo de 2012, la Internacional de Servicios Públicos reconoce y aplaude el trabajo de las mujeres sindicalistas, que están siempre en pleno centro de nuestra lucha por los derechos humanos y sindicales y la igualdad.
Deseamos expresar nuestra solidaridad con nuestras compañeras que se encuentran en primera línea, proporcionando servicios públicos esenciales en nuestras comunidades. Instamos a los gobiernos a que reconozcan su contribución y a que garanticen, respeten y consoliden sus derechos humanos y sindicales.
El Secretario General de la ISP, Peter Waldorff, dice: “No podemos aceptar que 15 mujeres sindicalistas hayan sido detenidas recientemente en Turquía, simplemente por defender los derechos de las mujeres. Tampoco podemos aceptar que mujeres dirigentes de Argelia se encuentren en la cárcel por protestar contra condiciones de trabajo precarias. No podemos aceptar que miles de mujeres pierdan sus puestos de trabajo en Botsuana por defender su derecho a un salario digno. Tampoco podemos aceptar que, a pesar de encontrarse en el corazón de la lucha en la primavera árabe, los derechos humanos básicos de las mujeres todavía no estén protegidos”.
“Esta falta de respeto hacia los derechos humanos y sindicales de las mujeres nos debilita a todos. Los gobiernos deben saber que no están por encima del Estado de derecho y que, juntos, les exigiremos que rindan cuentas por sus acciones”.
La Secretaria General de la FSESP, Carola Fischbach-Pyttel, añade: “En estos momentos de crisis económica, centrarse en adoptar medidas de austeridad está resultando ser la estrategia de los tontos. Se está echando por tierra el progreso en materia de igualdad de género. Todos los datos demuestran que los servicios públicos, en los que las mujeres constituyen la mayoría de la fuerza de trabajo, son fundamentales para promover y conseguir la igualdad de género. Ahora estos servicios corren peligro; esto no sólo socavará el modelo social europeo, sino que también aumentará las desigualdades”.
“Esto tiene que acabar. Exigimos que nuestros gobiernos tomen medidas inmediatas para garantizar los derechos humanos básicos de las mujeres, incluido el derecho a la libertad sindical y el derecho a la negociación colectiva, consagrados en legislación laboral internacional y en la Carta de Derechos Fundamentales de la Unión Europea. También debe incluirse el respeto de los derechos humanos a la atención médica y los servicios sociales necesarios, a la protección social, a un nivel de vida adecuado, y a vivir y trabajar sin violencia”.