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TPP: Confabulando nuestro destino

29 Enero 2016
Con el TPP, perdemos territorio comercial pero, además, perdemos soberanía porque el Perú no podrá tomar decisiones propias en función de los intereses nacionales. Con este tratado, el Perú renuncia a su autonomía e independencia para someterse a tribunales internacionales manejados por las empresas transnacionales.

Milcíades Ruiz

Estamos en una fase de desarrollo del capitalismo en la cual, las grandes corporaciones se integran para concentrar mayor poder de dominio. La tendencia es a una oligarquía mundial que dominará a la humanidad entera en todos los aspectos. “Los peces grandes se comen a los chicos” y la concentración corporativa hegemoniza su tiranía inapelable. Arrasan con todo nacionalismo, desarman toda clase de defensa propia y borran las fronteras comerciales, financieras, informáticas, judiciales y más, quedando todo bajo su control. Estamos ya en la “guerra de la galaxias corporativas”. No habrá autonomía que valga. Lo que tengamos que comer lo decidirán quienes manejen el “mercado neoliberal competitivo”, los que tengan mejores tecnologías.

La población mundial ignora lo que se viene. La patria está bajo amenaza de una nueva forma de esclavitud, en términos modernos. Nuestro gobierno ha aceptado las condiciones a las que estará sujeto el Perú en el proyecto transnacional promovido por EE UU y que se denomina: Acuerdo Transpacífico de Cooperación Económica (Trans Pacifico Partnership- TPP), cuyos entretelones desconoce nuestro pueblo. Es así para evitar que se oponga.

El TPP contiene cadenas neoliberales de alcance insospechado y ha sido perpetrado por el capitalismo corporativo transnacional en complicidad con los “Felipillos” del gobierno actual que siguen servilmente los designios imperialistas. La población peruana no sabe que su destino está siendo definido por dichos intereses hegemónicos enquistados en el gobierno de los EE. UU. Gran parte de este tratado ha sido cocinado en secreto entre una docena de gobiernos ( EE UU, Japón, Vietnam, Singapur, Malasia, Brunéi, Australia, Nueva Zelanda, Canadá, Chile, Perú y Méjico) .

Este acuerdo tramado a espaldas de la ciudadanía refuerza y pone otro candado a la carcelería en que nos puso el gobierno de Toledo, tras la visita del presidente norteamericano George W. Bush comprometiendo al país en la firma del Tratado de Libre Comercio- TLC, con EE UU. El gobierno de García Pérez lo rubricó y lo celebró como un triunfo. Esta ha sido la línea gubernativa de los cuatro últimos gobiernos bajo la batuta del neoliberalismo y ahora estos esbirros del imperialismo desarrollan campaña electoral para seguir en las mismas.

La “Guerra del Pacífico” nos trajo el Tratado de Ancón, que puso fin a la ocupación chilena de nuestro país, a cambio de perder Tarapacá (la tierra de Ramón Castilla), Tacna y Arica, además de las rentas guaneras. La población de estos territorios dejó de ser peruana pasando a ser chilena con lo cual, cambió radicalmente su destino, salvo Tacna que por plebiscito prefirió regresar a la patria.

En este caso, el tratado “Transpacífico” –TPP, también nos cambia el destino. Perdemos territorio comercial pero además, perdemos soberanía porque el Perú no podrá tomar decisiones propias en función de los intereses nacionales. Con este tratado, el Perú renuncia a su autonomía e independencia para someterse a tribunales internacionales manejados por las empresas transnacionales. Esto no se puede cambiar ni con una nueva constitución porque la Constitución de la globalización está por encima y el Perú está obligado a cumplir sus compromisos bajo penas de sanciones económicas. El TPP es la profundización del neoliberalismo.

El TPP nos obliga a modificar nuestra legislación para adaptarla a la conveniencia de este tratado. Adiós al lema: “Cómprale al Perú primero”. Tampoco vale “Primero es el Perú”. Ser peruano ya no será una condición y ser minusválido no tendrá ninguna preferencia laboral. Estaremos obligados a que las compras estatales sean para los más “competitivos” aunque los proveedores fuesen extranjeros subsidiados para ofrecer precios por debajo del costo hasta capturar mercados.

En los buses nos ofrecen dos lapiceros, un lápiz y un borrador de goma, todo por un sol. Este precio incluye la ganancia del ambulante, la del mayorista, la del importador, gastos de transporte marítimo, pago de aranceles, gastos de desaduanaje, estiva y transporte a almacenes. También incluye las ganancias del exportador extranjero, costos de exportación, ganancia del fabricante, etc. Entonces ¿Cuál es el costo inicial para que nos llegue a un sol los cuatro artículos? ¿Podrán los fabricantes peruanos competir con este falso precio, muy competitivo?

Los subsidios encubiertos son una forma de lavar activos legalmente. No interesa que los programas sociales sean para combatir la pobreza y se den preferencia a los agricultores locales. Eso ya no. La preferencia la tienen los más “competitivos” en precios. Esto rige para todas las obras públicas de infraestructura que serán para los más competitivos aunque no sean peruanos.

El concepto “competitivo” es tergiversado para favorecer al más poderoso, al que dispone de mejores tecnologías y subsidios encubiertos. El que puede, puede. Así, el dinero que debería quedar en casa para nuestro desarrollo se irá al extranjero como utilidades de los más “competitivos” que lavan riqueza para las transnacionales. Pero hay mucho más en el texto secreto que se ha filtrado. No es alarmismo. El pueblo peruano tiene derecho a saber todo el texto ocultado.

El acuerdo amarra aspectos como: acceso a mercados, reglas de origen, barreras comerciales, medidas sanitarias y fitosanitarias, defensa comercial, compras públicas, servicios empresariales, inversiones, comercio electrónico, telecomunicaciones, servicios financieros, propiedad intelectual y medio ambiente. También incluye, amarres de carácter textil, farmacéutico y agrario. Ni siquiera los prósperos empresarios peruanos estarán a salvo de la competencia desleal extranjera.

Es un candado más a nuestra prisión jurídica para proteger las inversiones mineras, petroleras, comerciales y patentes de las transnacionales, frente a los conflictos sociales que se opongan a la voracidad de estas. Con ello, el Estado Peruano se obliga a proteger a las empresas extranjeras y, a darles la espalda a los peruanos. De no hacerlo, es derecho de las transnacionales presentar demanda judicial ante tribunales externos. Es lo que viene pasando con el proyecto “Tía María” en que el gobierno no anula dicho proyecto porque se orina de miedo ante el TLC que prometió eliminar.

La transnacional Renco Group y su filial Doe Run que estaba a cargo de La Oroya, donde casi todos los niños presentan altos índices de plomo en los pulmones, han demandado al Perú por 800 millones de dólares ante tribunales extranjeros bajo la acusación de violar el TLC con EE.UU. Alegan que el gobierno peruano ha incumplido en proteger a la transnacional contra reclamos de terceros en torno a problemas ambientales “como está obligado a hacerlo”.

La defensa de cuatro arbitrajes internacionales le cuesta al Estado peruano 53 millones 897 mil soles (15, 852,065.17 millones de dólares) pues además de Renco Group están también las demandas de DP World Callao SRL, Eceteco Internacional Company S.L. y Bear Creek Mining Corporation. Este pago de hace a dos estudios de abogados estadounidenses: White & Case LLP y Sidley Austin LLP. Para allá se va el dinero de los contribuyentes.

El caso Bear Creek Mining Corporation es porque los aimaras se opusieron al proyecto minero mediante un paro que les costó seis muertos. El Gobierno se vio obligado a anular la autorización a la empresa minera. El monto de la demanda le costaría al Estado US$ 1,200 millones que, equivale a lo que cuesta el proyecto minero “Tía María”.

Es así como, bajo la sombra de tratados como el TLC ingresa libremente el maíz transgénico norteamericano (MAD) cuyo precio subsidiado arruina a los productores nacionales pues nuestro país está obligado a abrirle las puertas sin ningún impedimento. Esto cambia el destino de miles de agricultores peruanos porque sus costos de producción están por encima del precio subsidiado del maíz norteamericano que llega a S/. 0.70/kg haciendo bajar el precio nacional tal como puede apreciarse en el gráfico siguiente. De país originario de este cereal pasaremos a dependientes del extranjero pues nadie querrá sembrar maíz a pérdida. Fuente: www.agrolalibertad.gob.pe (Precio en chacra de maíz amarillo duro- MAD)

Pero así como sucede con el maíz peruano, también sucederá con toda la producción industrial peruana. Las empresas que no están en condiciones de competir dentro del TPP tendrán que cerrar y despedir trabajadores porque es una competencia entre desiguales donde el minusválido corre con atletas dopados. EE UU participa con más de 12 mil filiales transnacionales, ¿nosotros con cuantas? Si Perú vende como 100 y compra como 150, hay una pérdidas de divisas del 50% que será sacada de las reservas del BCR hasta que no quede nada. Nuestro desbalance tecnológico nos hará perder competitividad y divisas al no poder defenderse frente a los demás países del TPP.

Es que ya no se trata de un tratado bilateral sino de uno multilateral que abarca toda una cuenca oceánica. Los países ribereños del Océano Pacífico representan el 40% del PBI mundial y este inmenso mercado desea ser acaparado por EE UU dejando al margen a China, Rusia y otras potencias, aun cuando sean parte de esta cuenca oceánica. En estos términos se viene dando la guerra de las galaxias corporativas por la hegemonía mundial y es de suponer que las potencias marginadas no se quedarán con los brazos cruzados.

Ello obedece a que EE UU viene siendo desplazado por China en el comercio mundial y en las inversiones de captación de recursos naturales (minería y petróleo). Lo que antes era su patio trasero en pocos años ha sido conquistado por China y Rusia pues varios países latinoamericanos se han hecho socios comerciales de estos y han firmado tratados de cooperación incluyendo acuerdos militares de protección. Para el Perú, China es su mayor comprador y el mayor inversionista extranjero.

Durante cien años EE UU ha tenido dominio sangriento sobre el Canal de Panamá para el comercio internacional, pero ahora se encuentra con que China está construyendo otro canal alternativo por Nicaragua y ha ofrecido al Perú la construcción de un ferrocarril interoceánico. La destrucción de estos planes resulta primordial para EE UU como también destruir los gobiernos populares latinoamericanos que han dejado de seguirle. Recuperar su hegemonía geopolítica continental es la obsesión norteamericana pues ya ha surgido el CELAC (Comunidad de Estados Latinoamericanos y del Caribe), donde EE UU no tiene cabida.

Aunque EE UU no ha tenido el apoyo de todos los países del pacífico hay unos once incondicionales que se han prestado a su juego incluyendo Perú. No está la mayoría del medio centenar de países de esta cuenca oceánica, la más basta del planeta, en la que habita más de la mitad de la población mundial y opera el 48 % del comercio mundial.

El presidente norteamericano lo ha dicho sin ambages: “Teniendo en cuenta que más del 95% de nuestros clientes potenciales viven fuera de nuestras fronteras, no podemos permitir que países como China escriban las reglas de nuestra economía”. Más claro no canta un gallo. Es la lucha por la hegemonía.

Pero los intereses de EE UU no son los mismos que los intereses del Perú como que los intereses de los países dominantes son contrarios a los intereses de los países dominados y el neoliberalismo destruye el nacionalismo. Esto equivale a un tratado entre el lobo y las ovejas. Entonces, ¿Qué hace el Perú metido dentro de una estrategia que no es la suya? A lo que los gringos responderán: “para comerte mejor”.

La frase libre comercio es solo pantalla detrás del cual hay oscuras trampas no comerciales de dominio total. De los 29 capítulos del TPP solamente 5 tienen que ver con el comercio, el resto son nuevos poderes para las transnacionales inversionistas, nuevos límites a las políticas estatales y más derechos monopólicos. El texto de negociación sólo se dará a conocer 4 años después que el TPP haya entrado en vigor o si las negociaciones fracasan. Por eso, impedir su consumación es un deber patriótico.

Con el TPP hasta el derecho a la vida está condicionado. Los medicamentos importados pueden tener un costo ínfimo pero tendremos que pagar precios elevadísimos por derechos de autor o “propiedad intelectual” durante muchos años. En algunos casos hasta 90 años. Se nos prohíbe producir medicinas genéricas de bajo costo bajo la misma formulación y el destino de la gente pobre que no pueda acceder a las medicinas de marca, simplemente será: morir por falta de dinero. Muchos no podrán salvarse del cáncer tan solo por ello.

Pero también está en juego el destino de muchas comunidades campesinas afectadas por la contaminación minera y petrolera. Las empresas transnacionales pueden demandar a los Estados firmantes pidiendo indemnizaciones por utilidades truncas en caso que de que no se les permita operar sus proyectos por causa de conflictos sociales, culpando al gobierno por no poner mano dura asesinando a los reclamantes nativos. Inclusive las transnacionales pueden demandar al país si las regulaciones ambientales le causan menor rentabilidad.

Tras más de cinco años de negociaciones secretas, el TPP propende a reducir impuestos a unos 18.000 productos otorgando a los fabricantes norteamericanos ventajas insuperables sobre los nuestros. ¿Con cuántos productos participaremos nosotros que no tenemos diversificación ni gran industria? ¿Estamos en condiciones de competir con los otros miembros del PTT que fabrican de todo, incluyendo vehículos terrestres, marinos y aéreos?

En materia agraria, EE UU persiste en política proteccionista de perjudica directamente los intereses exportadores de nuestro país que tienen mayor potencial competitivo pero que tropiezan con las barreras proteccionistas norteamericanas y el dumping o subsidios para los suyos. El mercado libre para ellos pero no para nosotros.

Como se recordará, en el 2005 EE UU intentó crear el ALCA (Área de Libre Comercio de las Américas), excluyendo a Cuba. EL fracaso fue rotundo por la presencia de gobiernos populares bajo el liderazgo del extinto Hugo Chávez que pusieron contra la pared a George W. Bush para que elimine los subsidios agrarios con los que hacía competencia desleal distorsionando el mercado. Surgió entonces la alternativa del ALBA en vez del ALCA para luego crearse el MERCOSUR y el CELAC.

Pero ahora con el TPP no tenemos el liderazgo opositor de los países dominados y nuestro destino corre mayores peligros con el desmontaje político en Argentina, Brasil y Venezuela. Aunque todavía falta que el TPP sea aprobado por el Congreso de la República no hay garantías de que el proceso se revierta y ni la izquierda aparece como abanderada del rechazo al TPP esclareciendo y desenmascarando esta confabulación antipatriótica. Puede más la farándula electorera que las amenazas a nuestro destino nacional.

Lo que está claro es que ni Ecuador ni Bolivia necesitan de tratados de libre comercio para prosperar y por ello no se someten al TPP. Son más libres e independientes que nosotros pues toman sus decisiones sin estar condicionados por tratados que mutilan la libertad.

Por su puesto que la maquinaria de la dominación y los vende patria saldrán con todo para demostrar las bondades y beneficios del TPP como suelen hacerlo distorsionándolo todo para que nuestro pueblo caiga en la trampa y el Parlamento corrupto ratifique tal despropósito. Eso nos plantea una lucha que no deberíamos eludir. Muchos peruanos han dado su vida en defensa de la patria. Su heroísmo nos conmueve y estimula. Si no cumplimos con nuestro deber, la historia nos condenará. Que las generaciones venideras no sientan vergüenza de nuestra cobardía.

Ya hay un grupo de peruanos patriotas que ha empezado a movilizarse para impedir el latrocinio y vale resaltar el espíritu patriota que los anima. Solo tenemos que aunarnos para fortalecer el poder popular. Que cada cual responda a su consciencia. ¡Patria o muerte!

http://www.alainet.org/es/articulo/175005

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