Por qué es necesario el gasto público

En 2008, el colapso de la financiera Lehman Brothers supuso el catalizador de lo que se convirtió en la crisis económica y financiera mundial. Sin embargo, el debacle total de sistema fue evitado gracias a la intervención de los gobiernos de todo el mundo, que movilizaron sus recursos y rescataron al sector bancario y financiero.

No se puede exponer un caso más evidente del valor del gasto público. Lamentablemente, esto no constituyó un punto de inflexión como algunos esperaban. Numerosos gobiernos nacionales e instituciones internacionales entre ellos, el Fondo Monetario Internacional y la Comisión Europea, decidieron que el gasto público no era parte de la solución sino que constituía parte del problema. La austeridad pasó a estar a la orden del día, con la imposición de profundos recortes, y siguió imponiéndose en muchos servicios públicos de todo el mundo.

El resultado han sido años de recesión y el aumento del desempleo. Y, vuelta a la rutina, como si no hubiera pasado nada. La desregulación que contribuyó a agravar la crisis financiera está de nuevo a la orden del día y ahora se ceba sobre el sector público y las diferentes legislaciones e instituciones que aportan protección a los trabajadores y sus sindicatos. Se ha olvidado la función del sector público a la hora de contener la crisis y se han reanudado los ataques sobre el gasto público y los trabajadores del sector público.

Por lo tanto, se hace imprescindible la defensa de por qué necesitamos el gasto público.

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