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Demasiada joven para votar, pero no para protestar. Greta Thunberg, de 16 años, de Suecia, está inspirando un movimiento mundial para la acción colectiva sobre el cambio climático, utilizando una de las herramientas sindicales más antiguas. Haciendo una huelga.
Decenas de miles de estudiantes han seguido su llamado de no asistir a la escuela y unirse a las protestas para presionar a nuestros líderes políticos a que tomen medidas urgentes sobre el calentamiento global.
El 15 de marzo de 2019, una Huelga Global por el Clima verá a cientos de miles de jóvenes en ciudades de todo el mundo unirse al movimiento. Como sindicatos, tenemos que apoyar a esta nueva generación de activistas para crear la presión política necesaria para hacer frente a la crisis climática mundial.
El informe del Grupo Intergubernamental de Expertos sobre el Cambio Climático (IPCC) de la ONU, publicado en octubre de 2018, dice que tenemos 12 años para actuar y evitar el peor caos climático. Simplemente no queda tiempo para esperar a que otra generación tome el mando. La capacidad de la humanidad para sobrevivir en este planeta está en juego. La escala es tan grande que la mayoría de las personas se sienten impotentes para actuar. Sin embargo, estos jóvenes no han perdido la esperanza. Saben que es ahora o nunca.
Nuestro sistema capitalista de producción y consumo en constante aumento está en el centro del problema. Sólo cien grandes empresas son responsables de más del 71% de todas las emisiones de carbono. Tienen un enorme poder sobre nuestras instituciones y se oponen o socavan sistemáticamente los cambios significativos.
Como Greta tan acertadamente señaló en el Foro Económico Mundial en Davos este año, “Algunas personas, algunas empresas, algunas personas con poder de decisión en particular, han sabido exactamente qué invaluables valores han estado sacrificando para seguir ganando cantidades inimaginables de dinero. Y creo que muchos de los que están aquí hoy pertenecen a ese grupo de personas”
El asalto corporativo al rol y la legitimidad de los gobiernos, las regulaciones y los servicios públicos significa que muchos políticos no tienen ni las herramientas ni la audacia para asumir esta amenaza masiva.
Las privatizaciones han empeorado está situación. La lucha a favor del clima es simultáneamente una lucha para recuperar la democracia y para que nuestros gobiernos hagan políticas para la gente, no para los poderosos.
La historia demuestra que sólo podemos lograr un cambio pacífico y democrático hacia un sistema económico más justo y seguro utilizando nuestra fuerza colectiva, incluidas las huelgas. En 1968, los trabajadores y los sindicatos de muchos países apoyaron los llamamientos de los estudiantes para que salieran a las calles a desafiar la injusticia y la falta de voluntad del establishment político para actuar.
Ahora, una vez más, los estudiantes están tomando medidas para el cambio. Han pedido a' los adultos' que se unan a ellos. Dicen que no van a ceder hasta que los gobiernos tomen las medidas necesarias. Podemos demostrarles a ellos y al mundo que los sindicatos están en el lado correcto de la historia, que nos uniremos a los movimientos populares para restaurar la democracia. La lucha por el cambio climático es una lucha para poner al pueblo por encima del lucro. No hay Planeta B, y no queda tiempo.
Por favor envía una copia de cualquier acción sindical y fotos/videos a: communications@world-psi.org.