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Esto ocurrió seis semanas después de que el Sr. Ban Ki-moon, el ex - secretario general de las Naciones Unidas, denunciara el sistema de atención médica de los Estados Unidos por considerarlo política y moralmente incorrecto. Dió un paso más para solicitar un sistema de atención de la salud financiado con fondos públicos como un derecho humano fundamental en el país.
El sistema de salud de los Estados Unidos es el más costoso del mundo. Los gastos representan más de 10 348 $ per cápita. Con 3.2 billones de dólares al año, esto representa el 17.8% del producto interno bruto (PIB) del país. Pero también es probablemente el más ineficiente entre los países de altos ingresos.
A un coste mucho menor, el Servicio Nacional de Salud británico (NHS) financiado públicamente, por ejemplo, proporciona atención médica gratuita de calidad para todos en el lugar de la prestación. Mientras tanto, pese a la gran cantidad de dinero invertido en el sistema de salud en los Estados Unidos, casi 30 millones de personas no están cubiertas por un seguro médico, lo que las hace vulnerables a incurrir en gastos catastróficos de salud. Además, desde que el presidente Trump fue elegido, 4 millones de personas han perdido su cobertura médica.
Los intereses privados son los principales beneficiarios de este sistema que perpetúa la desigualdad en materia de salud. Se trata de grandes corporaciones farmacéuticas, compañías de seguros médicos y centros de salud. El beneficio pasa por encima de la buena salud y el bienestar de los estadounidenses.
Actualmente, los estadounidenses están enviando un claro mensaje a los responsables políticos: ya es suficiente. La realización del derecho a la salud no es negociable. La salud de las personas debe situarse por encima de los beneficios para un puñado de súper ricos que poseen las corporaciones de servicios de la salud y determinan el ritmo de la prestación. La atención de la salud pública universal no solo es posible, sino que resulta necesaria para garantizar un país más justo y equitativo.
Las afiliadas de las ISP siguen prestando su voz a la necesidad de revisar el Sistema de salud en interés del pueblo estadounidense. Forman parte del movimiento que se extiende a través de los cincuenta estados unidos que exigen una atención médica de calidad para todos como un derecho humano fundamental.
Esta reivindicación no va a desaparecer hasta que sea atendida. El movimiento no se atenuará hasta que se haga lo correcto. El pueblo estadounidense desea una mejor salud para todos. Unidos, como sindicatos, organizaciones cívicas, asociaciones comunitarias y electores, ganaremos.