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El Acuerdo del Clima, ratificado en París

15 Diciembre 2015
Protejan el planeto no los beneficios
Algunos lo consideran un acuerdo histórico, el primero en el que todos los países se comprometen a tomar medidas para afrontar la amenaza del cambio climático. En el Protocolo de Kioto, sólo un grupo específico de naciones asumió dicho compromiso.

Otros lo califican de rendición de los gobiernos a las presiones del lobby corporativo de los combustibles fósiles, porque sus objetivos pospondrán una vez más las dolorosas medidas imprescindibles para transformarnos en sociedades con escasas o nulas emisiones de carbono.

Rosa Pavanelli, Secretaria General de la Internacional de Servicios Públicos, afirma:

El Acuerdo de París[1] es un hito importante, una victoria de la diplomacia luego de muchos años de derrotas. Aplaudimos la referencia a limitar el aumento de las temperaturas a 1.5° C; el reconocimiento de que hay responsabilidades comunes pero diferenciadas; la financiación para la mitigación y la adaptación, además de procesos periódicos de revisión.”

Pavanelli advierte que el lobby corporativo continuará presionando a los gobiernos para que adopten políticas que prioricen la protección de sus beneficios:

“Durante la primera semana de la COP 21, la ISP publicó un estudio que revela que, en esos mismos momentos, los gobiernos estaban negociando en secreto en Ginebra el anexo sobre la energía del Acuerdo sobre el Comercio de Servicios (TISA) que, precisamente, impediría a los países aplicar las políticas necesarias para mantener los combustibles fósiles bajo tierra. Debemos sacar a la luz y combatir la hipocresía corporativa  en materia climática. Los gobiernos locales y nacionales necesitarán nuevas leyes, más financiación, más personal dedicado, capacitación para adquirir destrezas específicas y otras herramientas necesarias para convertirnos en sociedades sin emisiones de carbono. Se pondrá en la cuerda floja a algunos beneficios”.

El movimiento sindical luchó con valentía para incluir el concepto de ‘transición justa’[2] en el texto del acuerdo vinculante. En el acuerdo final, se mencionan la transición justa y el trabajo decente en el preámbulo no vinculante.

“El camino que tenemos por delante no será fácil”, afirma Pavanelli. “Los gobiernos necesitarán tomar las riendas con rapidez en todos los niveles: nacional, regional y local. Los compromisos nacionales planteados hasta ahora no son suficientes; necesitamos hacer más y hacerlo ya. Los trabajadores y trabajadoras y los sindicatos tendrán que aceptar sus responsabilidades, ser activos en sus centros de trabajo, tanto para reducir las emisiones de carbono como para prepararse para los inevitables extremos del clima. También necesitaremos colaborar con nuestras comunidades para ejercer la presión política imprescindible para contrarrestar el ataque neoliberal a todo lo público, ya que sabemos que, sin inversión pública, no será posible una transición”.

 

La ISP frente al cambio climático

Noticas de la ONU sobre el cambio climático




[2] Por ‘Transición Justa’ se entiende un enfoque hacia la política medioambiental que tiene por objetivo minimizar las repercusiones de las políticas medioambientales sobre los trabajadores y trabajadoras de las industrias y comunidades afectadas.

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