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El acuerdo con Bali confirma la incapacidad de la OMC para conciliar comercio y desarrollo

12 Diciembre 2013
David Robinson IE - Rosa Pavanelli PSI
El paquete de medidas acordado en Bali durante la noche, y publicado con bombo y platillo, demuestra cuán desequilibrado sigue siendo el programa del comercio mundial.

La OMC sigue siendo incapaz de elaborar políticas comerciales favorables al desarrollo y que se muestren coherentes con las cuestiones que revisten mayor importancia para las personas en situación de pobreza en el mundo, tales como la seguridad alimentaria.

Aun cuando se ha tenido en cuenta la negativa de la India a aceptar una solución temporal en relación con la seguridad alimentaria, los términos del acuerdo son mucho menos favorables. A medio plazo, estos términos dejan vulnerables a muchos otros países en desarrollo, ya que introducen solamente medidas muy diluidas para los países menos adelantados.

La negativa de EE.UU. y Europa a tratar las cuestiones que desde hace mucho tiempo son necesarias para abordar la seguridad alimentaria deja poco espacio para que el mundo en desarrollo saque algún provecho de las futuras conversaciones.

Sin embargo, el compromiso de poner fin a los subsidios a la exportación y a los subsidios destinados a la producción de algodón en EE.UU. concluido en el año 2005, todavía está por aplicarse y sigue siendo pospuesto sin ningún plan para su resolución.

Las medidas para los países menos adelantados, que ya se habían visto sustancialmente debilitadas antes de Bali, siguen sin modificarse. Los negociadores no lograron fortalecerlas en Bali ni tampoco consiguieron proporcionar un paquete de medidas para los países menos adelantados que resultaran más positivas y pudieran tener un impacto real.

Un compromiso serio para paliar las necesidades del mundo en desarrollo y hacer frente a la cuestión de la seguridad alimentaria de la población del mundo que pasa hambre sería sumamente diferente.

Sigue pendiente una solución permanente para los numerosos países a los que todavía se excluye de una serie de medidas de seguridad alimentaria a causa de las onerosas condiciones que acompañan la cláusula.

Las continuas limitaciones a la capacidad de los gobiernos nacionales para determinar sus propias políticas en el acuerdo de facilitación del comercio son nefastas para los trabajadores, los servicios públicos y el desarrollo.

Los compromisos vinculantes del acuerdo de facilitación del comercio exigirán que algunos de los países más pobres del mundo inviertan en costosos puertos, procesos aduaneros y maquinaria para facilitar las importaciones del mundo en desarrollo.

Se han descartado las anteriores opciones estándar para que los países menos adelantados adoptaran normas menos onerosas, obligándolos ahora a adoptar las mismas reglas que los países del mundo desarrollado, pero con más tiempo para ponerlas en práctica.

La aplicación de estas reglas por parte de los gobiernos de los países menos adelantados, que ya tienen que luchar para recaudar ingresos suficientes, requerirá la reorientación de esos escasos recursos y el abandono de toda inversión en la infraestructura sanitaria, educativa y de servicios públicos, así como el agua y la energía, que necesitan tan desesperadamente.

Sin embargo, no hay una hoja de ruta clara sobre la forma en que estas economías van a reestructurarse para hacer frente a los aumentos significativos de importaciones extranjeras. Se corre el riesgo de una dislocación económica en algunas de las economías más vulnerables del planeta, al tiempo que se drenan recursos que deberían destinarse a los servicios básicos para los pobres.

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