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Declaración de la ISP para el Día Mundial de la Salud y Seguridad en el Trabajo, 28 de abril de 2014

17 Abril, 2014
Fuente: 
PSI
¡No más excusas!

Es el deber de los gobiernos y de las empresas proteger la salud y la seguridad de los trabajadores

En este Día Internacional de conmemoración de los trabajadores, que rinde homenaje a los trabajadores que han muerto o han resultado heridos en el trabajo, la Internacional de Servicios Públicos denuncia los gobiernos y las empresas que persisten en ignorar su obligación de proteger la seguridad y la salud de los trabajadores en sus lugares de trabajo.

En todo el mundo, se pide a los trabajadores que sean más productivos, que trabajen con más ahínco, más rápido y más intensamente, con independencia de su capacidad física y con independencia de las condiciones ambientales, porque la competencia mundial está imponiendo horarios y cuotas de producción que afectan gravemente a sus condiciones de trabajo y plantean una amenaza cada vez mayor para su salud y seguridad.

El mundo llorará hoy en memoria de las más de 1 100 víctimas y más de 2 000 heridos de Rana Plaza, el edificio de la fábrica que se derrumbó en Bangladesh hace un año (25 de abril de 2013).

El acontecimiento de Bangladesh conmocionó al mundo entero, sin embargo, los progresos realizados en materia de protección de la salud y la seguridad de los trabajadores siguen siendo intolerablemente y dolorosamente lentos, incluso inexistentes.

Un sinnúmero de empresas persisten en tratar a los trabajadores como una mercancía, como un medio para incrementar sus beneficios, negándoles sus derechos e impidiendo que se organicen para que puedan tener un sindicato que apoye sus reivindicaciones y les ayude a luchar por sus derechos, entre ellos el derecho a la protección contra las enfermedades y las lesiones en el trabajo.

En los servicios públicos, las condiciones de trabajo están empeorando debido a las políticas de austeridad que producen recortes en el gasto público. Este agravamiento está teniendo un fuerte impacto en la salud de los trabajadores, especialmente de las mujeres trabajadoras.

En los servicios sociales y de la salud, las condiciones de trabajo se ven agravadas por una sobrecarga de pacientes, puesto que se pide a los trabajadores que presten más cuidados con una dotación inferior de personal. Esta degradación de las condiciones también causa más daños musculoesqueléticos y provoca violencia verbal y física en los lugares de trabajo del ámbito de la salud. La reducción de los presupuestos conlleva un recorte de los gastos destinados al equipamiento, lo cual da lugar a heridas provocadas por pinchazos de aguja.

Los trabajadores de los servicios sociales y de la salud  también están expuestos a unos mayores niveles de estrés y agotamiento por su frustración de tener que satisfacer las necesidades de los pacientes con menos tiempo y menos recursos.

La privatización y la subcontratación están empeorando también las condiciones de trabajo de los trabajadores de este sector porque los requisitos de protección de la salud de los trabajadores no se transmiten a los contratistas, los cuales no se sienten por lo tanto obligados a respetar las normas de salud y seguridad en el trabajo.

Los trabajadores en el sector de la eliminación de los residuos están prácticamente desprotegidos y sufren muchas lesiones evitables. La subcontratación se ha convertido en el “modelo de empresa” por medio del cual los gobiernos descargan el peso de sus responsabilidades a los trabajadores y a las comunidades.

El sector de la energía, en particular el sector de la electricidad, está plagado de peligros para los trabajadores. Tanto los empleadores públicos como privados están descuidando las medidas de salud y seguridad en el trabajo como una forma de reducir costes. En algunos países, el número de muertes y heridos es verdaderamente sorprendente.

Los gobiernos se equivocan al recortar los presupuestos de los servicios públicos; la sabiduría y una visión a largo plazo indican que en lugar de ello deberían aplicar más bien las reglamentaciones y controles que garantizan el pleno respeto de las normas internacionales del trabajo para ayudar a evitar la tragedia de los accidentes, las lesiones y las enfermedades laborales.

La base para la protección de la salud y la seguridad de los trabajadores es, en el plano internacional, el reconocimiento de los derechos sindicales.

Una pequeña minoría de países han ratificado las tres Normas Internacionales del Trabajo en materia de seguridad y salud en el trabajo consideradas fundamentales (Nos. 155, 161 y 187). Los fracasos de los gobiernos y de los empleadores son vergonzosos. ¡Proclamemos hoy que la falta de respeto por la salud y la seguridad en el trabajo es un crimen, y que el momento de cambiar esta situación es AHORA!

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